sábado, 24 de septiembre de 2011

LE LLAMABAN POETA

Y lo encontraron muerto
al pie de una farola,
sobre el asfalto mojado
de la calle cuatro,
no pudo su corazón
soportar ya por más tiempo
los dardos de unos labios
que le quitaban la vida.

Y le llamaban poeta
algunos le decían,
pobre loco,
por guardar en los bolsillos
sus delirantes poemas
que en largas noches de insomnio
escribiera para ella.

Y se marchó de este mundo
sin confesarle su amor,
jamás ella le insinuó
que esperaba sus poemas
en vilo cada mañana.

Y excavaron su tumba
en la tierra de su infancia
donde su cuerpo descansa
en una caja de pino
sin flores ni crucifijos.

Ya en su último aliento
el poeta susurró:
En la hora de mi adiós
yo sé que ella estará,
leed al viento aquel poema
donde le llamo amor,
aunque no digáis su nombre
ella lo adivinará.